Sevilla, la capital de Andalucía, es uno de los lugares más apreciados de España en el exterior. Aunque su influencia arquitectónica musulmana es lo más llamativo, -ya que fue ocupada por los moros durante unos 800 años- mucho antes había sido un centro cultural de gran importancia. En ella se registra la existencia, como primeros pobladores, de una muy alta cultura, la tartesa, un pueblo pacífico y culto del que se sabe gracias a las crónicas griegas y a restos arqueológicos.
La fertilidad de su tierra y su clima favorable con inviernos suaves y alrededor de 3.000 horas de sol al año, (si la ha visitado en Agosto cuando alcanza 47° C a la sombra, quizás le negará el calificativo de favorable a su clima), atrajeron también a Fenicios y Cartagineses a establecerse en esta tierra. Posteriormente llegaron los romanos y la romanizaron. Dos de sus emperadores, Trajano y Adriano, nacieron aquí.
A parte de otros datos relativos a su importancia histórica en siglos posteriores, Sevilla fue hogar de famosos e "infames" personajes. Es quizás por ello que la mística Santa Teresa de Ávila, no tuviera mucha simpatía a ciudad tan frívola para fundar en ella un convento, pues decía que esta tierra estaba tocada por la mano del diablo.